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  Concurso Cuenta Cuentos de Taxilibre; LIKA CORBAL CARDOZO

UN    DÍA    MUY   ESPECIAL

 

Martes,  fin de mes,  7 y 30 de la noche, poca gente  y la que andaba por la calle  parecía apurada, deseosa de volver a casa.

Miraban el coche pero nadie lo paraba. 

Típico, Montevideo sin plata.

¡¡Qué frío!! No le hice caso a la Patrona, debía haber traído más abrigo.

Era uno de esos días que los taxistas vivimos con la frustración de no poder enganchar el trabajo.

Hasta las operadoras casi no hablaban.

Y yo me sentía como el pescador mirando el agua e invitando al pez a que mordiera el anzuelo, pero nadie me paraba.

Estaba cerca de la Base y decidí  ir a parar un rato.  Allí estaban varios compañeros que al igual que yo andábamos de pesca.

Por suerte uno de ellos, que recién tomaba el turno trajo un mate recién preparado y unos bizcochos que compró en la esquina.

¡Qué fiesta!, nos quedamos en su coche y tomamos unos mates, parecía que el alma me volvía al cuerpo.-

Suena el celular, mensaje de casa.

Parece que con el frío usamos más gas y dice la Patrona que nos quedamos sin garrafa.

Bueno,  tengo $300 le digo que ya le alcanzo la plata,

Igual no sale nada y estoy cerca.

Dejo la Base y tomo Avda. Italia el cielo está encapotado gris plomo como si fuera a caer granizo.

Doblo por Caldas y en el cruce paro, veo correr un hombre hacia el coche. Me hace señas. Lo espero.

 ¡¡Al fin!! Se me dio, por lo menos desquito la garrafa pensé.

El hombre sube al asiento del acompañante, está cansado, jadeante.

 Me dice que siga derecho que ya me da la dirección

Le busco la lengua…

_ Parece que no estamos en forma, casi deja los pulmones en la corrida.

__Sí, tiene razón.

__¿Usted dirá?

__ Vamos hasta….

No me gusta el lugar pero, no está para elegir.

Miro de reojo al pasajero, se frota las manos y parece que está nervioso y tiene los ojos bajos.

Avanzo rápido no hay casi tránsito, el tiempo cada vez peor, nos metemos por una calle de tierra es la cortada a Cno. Maldonado.

¿Por qué acepté venir por aquí? Yo nunca lo hago.

Lo que faltaba, comienza a llover.

De pronto el pasajero me dice:

__Pare aquí.

Bueno la quedé como un pajarito pensé, aquí  no hay nada ni nadie. Prendo la luz y miro el aparato para decirle cuánto es, aunque estoy seguro que éste no paga me la va a dar.

__¡¡¡¡Dame el dinero, rápido!!! Dice mientras saca un

revólver de su campera gastada.

__¡¡¡Tranquilo!!! Tengo el dinero en el bolsillo trasero del pantalón.

__¡¡¡Quieto, sin trampas!!!

Llevo la mano hacia la billetera, se la doy y le señalo las monedas para que vea que coopero.

Abre la billetera y allí están mis $300 pesos, fue un mal día pienso, casi no trabajé, me quedo sin lo poco que hice y lo que es peor, esto aún no termina.

__¿Esto es todo, dónde está el resto?

__No hay más, recién comencé el  turno, esa plata es mía, no del trabajo.

__No puede ser, tiene que tener más, déme la riñonera!!!

Tiene acento del interior, es bien hablado.

Insólitamente el hombre deja el revólver en el asiento, junto a la billetera que cae a su lado. Se toma la cabeza y comienza a sollozar.

Agarro el revólver y para mi sorpresa es de juguete.

__Perdóname.-me dice- No quería hacerlo, no puedo hacerlo pero estoy desesperado.

__Vamos a salir de aquí. Y charlamos un rato. _le digo no muy convencido.

Volvemos hacia Avda. Italia el hombre sigue con su cabeza gacha. En el cruce de Comercio paramos por el cambio de semáforo.

Para a nuestro lado el 4.8 y Carlitos saluda_Todo bien?

No se qué decirle pero sigo mi corazonada

__Mejor imposible!!

Paro en una esquina donde hay un Bar, le digo que baje que lo invito con un café. No quiere. Lo convenzo.

Hablamos mucho esa noche, me contó lo que estaba viviendo. Se desahogó.

A veces la vida nos pone en situaciones difíciles y a

nosotros los tacheros más, parece que todos los días el destino nos pone a prueba.

Hacer la nuestra ya es un triunfo, cuanto más el pesito extra.

Ese día tan particular, lo rematé con un rezongo de la patrona que para variar me dijo

_¡Que haces tantas horas en la calle para nada.!

Y bueno, pero tengo la gran satisfacción de que este hombre que subió aquel día de lluvia, está trabajando, el Lucho necesitaba otro lava coches y hasta le dio para dormir el garaje dentro de poco traerá a su familia que está en San José.

Se que no es común que todo termine bien. Y seguiré luchando como todos para que se nos brinde más seguridad.

Pero creo que es bueno poder contar un final feliz.-

 

 

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