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REGALO DE NAVIDAD

Estimados colegas y lectores de “Taxi Libre”, quisiera por este intermedio, narrarles un acontecimiento que viví en mi diaria labor conduciendo el móvil 82 (por problemas técnicos en ese momento 589), tratando de ser lo más conciso y claro posible. Paso a relatarles lo sucedido: siendo aproximadamente las 13 y 30 horas del 24 de diciembre, tomé pasaje en Santos y Soria siendo los pasajeros: una joven de unos 20 a 25 años embarazada, otra joven de 20 años aproximados y un joven de más o menos la misma edad que fue mi acompañante durante este singular e increíble viaje.

 

El joven me indicó el “PEREIRA” como destino. Le pregunté si estaba por tener familia ya, pero me sorprendió que no, que tenía unas pequeñas contracciones y que iban por precaución a un control. Tomé por Instrucciones hacia Propios y en esos momentos comenzó con algunos quejidos por lo que aumenté la velocidad y me fui abriendo camino por Propios con el pica-pica y haciendo sonar el claxon sobretodo en las ROJAS.

Cuando tomé Marne para dirigirme hacia L.A. de Herrera y luego Boulevard Artigas los quejidos aumentaron de tono y frecuencia y gritando las dos jóvenes que estaba ya saliendo, seguí a bocinazo limpio, pero al llegar a  Boulevard me quedé sin  claxon y se podrán imaginar lo que era el tránsito a esa hora un 24/12 por lo que no podía avanzar a más de 30 Km  porque no podía abrirme paso al no tener bocina. Llegar a Garibaldi fue un suplicio, ahí pude pedirle al colega del móvil 22 que me abriera paso con su bocina pero lamentablemente eso duró solo dos cuadras porque el también se quedó sin claxon, y después hizo lo que pudo. Al llegar a 18 de Julio con el tráfico totalmente parado, la joven acompañante se bajó pidiéndole al joven que pasara para atrás porque ella no sabía que hacer y estaba asustada, pero mi acompañante estaba más asustado que ella y me pidió que arrancara porque ya llegábamos, por lo tanto la joven prosiguió el camino a pie.

Por fin llegamos a “emergencia” y le pedí al joven que bajara y llamara urgente al personal, porque ya estaba por tenerlo, mientras yo bajé muy raudo para abrir la puerta trasera y ver como estaba la joven, y me encuentro inesperadamente con el bebé arriba del asiento respirado y moviéndose y luego de unos segundos comenzó a llorar (podrán imaginarse en el estado de nervios y a la vez felicidad en que yo me encontraba parado frente a esa situación), por suerte llegaron los enfermeros, le cortaron el cordón, se llevaron la placenta y por supuesto a la flamante mamá y yo quedé ahí parado, estático con esa imagen y situación en mi mente de sentimientos enfrentados, por un lado, temor, nervios, incredubilidad y por otro, sentimientos de amor, ternura y por sobre todo de felicidad por haber sido partícipe de la llegada al mundo de un nuevo “uruguayito” o “uruguayita” porque con los nervios no vi ni pregunté de que sexo era. Fe un regalo de “Navidad” y una experiencia única e imborrable que me acompañara por el resto de mi vida y un anuncio quizás de amor, paz y felicidad para mi y mi familia para el nuevo año que también hago extensivo para todos los colegas y lectores de “Taxi Libre”

Carlos Robello

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